La Raíz de Toda Maldad
En medio del tiroteo me encuentro recordando, una luz que me guía en el camino del entendimiento, por fin he caído en verdad que todo lo malo es culpa de tu huida.
Si no te hubieras ido, si no hubieras adelantado tu partida no estaría expectante a una vida que no sucederá, ni tu esperando un futuro sin textura. Nos orillamos a una realidad paralela donde no existimos, sólo somos un eco del amor que jamás fue.
Tengo miedo, me envuelve. Sólo soy un ser sin más que mirar. Me dejaste atado en la obscuridad mientras la muerte me asecha expectante a mi redención. No puedo darme el lujo de morir sin volver a ver tus ojos rellenos de fuego, cargados con ira del reclamo de una mentira que no existió.
Me acorrala la otredad de su ser inalcanzable, los disparos al alma con la verdad son más dolorosos que una bala que atraviesa la piel. La noche se forma al rededor de mi cabeza tan sólo para confundir el provenir de mi sentir.
Debe ser imposible pensar en que la eternidad es plausible sin ti, pero aún más doloroso caer en cuenta que de no haber dejado mi silueta inmóvil al alba, estaría repasando tu textura a la luz de la plata.