La realidad imperfecta

Versos, inspiraciones, historias y desastres naturales.

Month: December, 2014

Tres veces

Sólo tres veces en mi vida he sentido algo indescriptible con tan solo mirar a alguien a los ojos.

La primera fue cuando tenía 13 años y fue mi primer o segunda semana de la secundaria. El salon 101 en la escuela Logos. Recuerdo que era tan raro ver caras nuevas (a las que vería los siguientes 6 años en la mayoría de los casos) pero hubo uno en particular que jamás podré olvidar. Sabina era tan preciosa que con tan sólo verla me quedé inmutado. Debo de tener fotos, videos y cartas y demás textos de esos años. Ya no sé de ella.

La segunda vez fue a los 16 años en un bar en la condesa llamado Mexinaco. Tocaba por primera vez Uomo Caslingo (banda a la que produje su primer disco) y mi mejor amigo Mateo llevaba una chica para que pudiera pavonearse y ligársela. La vi y no pude quitarle la mirada de encima por horas. Llegué a hablarle e hicimos click de inmediato. El problema de enamorarme de Ana fue que me causó tantos problemas con mis amigos en ese entonces que me costó años poder regresar a como estábamos. He pasado con ella tantos buenos momentos y parece que aún más.

La tercera vez ya tenía 19 años. Iba a grabar una sesión acústica con mi difunta banda Hora Cero y requería una chica de tecladista (o chico, btw). Froy le había dicho a una de sus amigas, pero al no responder llevó a otro chico para suplirla. Al final si llegó y jamás podré quitarme de la cabeza su mirada sin preocupaciones, sus abrazos que jamás te querían soltar, sus ojos, su boca, sus cejas, sus manos. Ale me dejó sin aliento al segundo de verla, al segundo de saber de su existencia. No tengo idea qué ha sucedido y por qué ya no hablamos.

¿Y cual será a quien debo perseguir realmente? ¿O aún no llega y debo esperar a conocer a alguien para jamás dejarla ir?

Mejor dejaré de ver Benjamin Button y ponerme todo cursi y sentimental.

Noche de Diciembre

¿Quien eres que no te olvido? La soberbia de recordarte me torna distante al querer volver a mi realidad.

Me fuí. Tú huiste. No puedo dejar de pensar en esa boca tuya de 19 años que me buscaba en la obscuridad temerosa. No paro de remembrar tus manos temblorosas debajo de las sábanas con pánico de intentar.

Ya han pasado casi 700 días desde que no sé de ti, de los cuales te he dejado de pensar un centenar, pero regresas de nuevo como una pesadilla que busca aterrarme en sueños, pero solo logra hacer que recuerdos mueran y recuerdos regresen. A la fecha, podría describirte a la perfección el día en el que te conocí, podría incluso recitar palabra a palabra alguna cita que hayamos tenido o alguna cena/desayuno/comida que compartiéramos. No recuerdo las últimas semanas contigo, ¿sería que ya no soportaba estar contigo que inclusive provoqué inconscientemente que te alejaras de mi?

Hoy siento nostalgia por esa chica de 13 años de la que me enamoré. Extraño a mi yo de 13 años que creía que tu eras todo el universo completo. Siento tristeza de que jamás volveré a sentirme así, contigo ni con nadie. El amor más puro te marca para toda la vida y te persigue por toda la eternidad. Aprendí a amarte, a hacer que me amaras, a tener el autoestima suficiente para dejarte ir y poder enamorarme de alguien más, pero nadie como tú.

No entiendo qué carajos idealicé tanto de ti que no puedo borrarte tan fácil de mi cerebro.

Quizás tanto tiempo lejos me ha hecho olvidar las cosas que aborrecía de ti y seguramente tu has de tener más de mi. Ahora solo pienso en lo mucho que extraño hablar contigo, de poder saber qué demonios te sucede. Pero yo no existo más para ti. Jamás existí, claramente.

Nunca pude ser más allá del amigo, del confidente, del amante. Jamás tu verdadero enamorado, como si no fuera lo suficientemente digno para merecerte, cosa que tu solías decir y decir cuando me fallaba alguna aventura del corazón. Jamás fui musculoso, galante, activista, matemático o inclusive un completo imbécil; quizás era demasiado inmaculado para poder hacerte sentir esa sensación de peligro que los demás sí, jamás lo sabré.

Estoy harto de sentir nostalgia. Estoy harto de que sigas existiendo y tu no puedas desaparecer de mi vida. Fuiste algo importante en mi vida, quizás la mujer (sin ser mi madre) que más he amado, pero ya no puedo seguirte amando. Ya me cansé de no parar de amar tu recuerdo, de cada minuto vivido en 7 años que te conocí y traté, de cada aventura que acabó bien y de cada otra que acabó mal. Estoy harto de ti.

Hoy doy vuelta a la página, hoy declaro que no escribiré más de ti, no hablaré de ti a mis amigos, no más buscar que alguien me cuente como estás. Ya no. Me despido de todas y cada una de tus iteraciones en mi mente, es hora de dejar de aferrarme a un recuerdo que jamás, jamás volverá.

Te guardo en mi cajón de los recuerdos, con tus cartas y tus notas. Si algún día lo abro, salúdame como viejos amigos y dame el mejor recuerdo que tengas de los dos. Hasta luego.