La realidad imperfecta

Versos, inspiraciones, historias y desastres naturales.

Category: Insipiración

Sin volver a escuchar tu voz

Tengo miedo de un día despertar y encontrarme en un mundo lleno de un silencio que exclama tu partir. Temo por darme cuenta que te has ido, que no volverás a ignorar mis miradas buscándote en la penumbra. No quiero vivir en una realidad donde no existas más y no tener la oportunidad de volverte a hablar.

Te marchaste sin decir adiós, con un eco de repudio persiguiendo cada recuerdo que tenía de ti. Te odié, te extrañé, te volví a amar y te volví a tener hastío. Todo con suposiciones, con ilusiones, mentiras, verdades e imposiciones de lo que creo que eras tú.

Sueño repetidamente con el momento en el que por fin logremos volver a entablar una conversación y se nos olviden los días desolados sin intercambiar un aliento, quizás no ocurra. Quizás cada vez se aleje más esa visión y se quede como una idea perdida entre un mar de confusiones y deseos que nunca ocurrirán.

Eres mi deseo más frustrado.

Cada día me acerco más a ese momento, en el que despertaré y alguien fríamente me dirá que ya no estás aquí, mientras una indiferencia toma mi conciencia y muere una parte de lo que ha sido mi vida. Tiempo después lamentaré jamás haber vuelto a sufrir junto a ti, a que sufras junto a mi, a llorar juntos, a reír juntos, tomarnos las manos mientras vemos una película, sacar a pasear al perro, fumar, platicar toda la noche.

Jamás te volvería a leer un cuento antes de dormir, jamás volvería a abrazarte en una noche de frío. No volvería a guardar un secreto tuyo, ni tu uno mío, mucho menos uno nuestro. No volvería a sentir celos de quien te corteje, ni tu a quien yo pretenda.

Terror sería que no volvieses a contestar tu teléfono y con tu entusiasta y a veces cansada voz respondieras mi nombre.

Pero lo que más, más me asusta es que ahora que has dicho adiós silenciosamente, no tenga la oportunidad de pedirte perdón y que podamos empezar de nuevo.

Aunque no leas esto jamás, lo siento mucho.

Luz y obscuridad

Caigo en cuenta al fin. Me atraes por ser diferente al diablo. Encontré en ti la ambigüedad a la que estaba acostumbrado y torturado, no me pareces similar a esos labios infernales que tanto envenenaron mi sentir.

Aún no eres parte mía, pero no descansaré hasta poderte hacer saber lo mucho que muero por ser en ti. Es sólo un conteo regresivo hasta que tu aliento me guíe a través de nuevos mares y la brisa que generes para mi, sea el impulso y ganas para superar lo poco que hasta ahora he logrado.

La obscuridad ya no parece tan tenebrosa en retrospectiva, pero tengo temor de quemarme en tu luz, irradias tanto que es posible que acabe derretido y distorsionado a ti antes de siquiera tocarte. Será un riesgo que deberé correr en su debido momento.

Eres el perfecto Yang a las calamidades que han detenido y privado mis ganas de proseguir en un mundo que está tan en mi contra como a mi favor. Un mundo donde la noche se apoderó y apenas estas haciendo amanecer.

Eres la luz que iluminará cada mañana al despertar con un dejo de melancolía empapado con felicidad, la esencia de la alegría inmarchitable. Eso y más eres. Eres tan perfecta, tan indescriptible.

Esperaré impaciente a que la noche se aleje por fin de mi mente, que la obscuridad desista de corromper mi pensar con ideas que jamás sucederán, futuros que sucederán ahora junto a ti.

La Raíz de Toda Maldad

En medio del tiroteo me encuentro recordando, una luz que me guía en el camino del entendimiento, por fin he caído en verdad que todo lo malo es culpa de tu huida.

Si no te hubieras ido, si no hubieras adelantado tu partida no estaría expectante a una vida que no sucederá, ni tu esperando un futuro sin textura. Nos orillamos a una realidad paralela donde no existimos, sólo somos un eco del amor que jamás fue.

Tengo miedo, me envuelve. Sólo soy un ser sin más que mirar. Me dejaste atado en la obscuridad mientras la muerte me asecha expectante a mi redención. No puedo darme el lujo de morir sin volver a ver tus ojos rellenos de fuego, cargados con ira del reclamo de una mentira que no existió.

Me acorrala la otredad de su ser inalcanzable, los disparos al alma con la verdad son más dolorosos que una bala que atraviesa la piel. La noche se forma al rededor de mi cabeza tan sólo para confundir el provenir de mi sentir.

Debe ser imposible pensar en que la eternidad es plausible sin ti, pero aún más doloroso caer en cuenta que de no haber dejado mi silueta inmóvil al alba, estaría repasando tu textura a la luz de la plata.

Déjà Vú

Eres una memoria en repetición
Eres una obsesión sin finalización
Eres deja Vu que colisiona el pensamiento.

Vuelve el sentimiento de la negación a la soledad en el instante que confieso mi gusto a ti. Coincide que busco el momento de tenerte y se alejan las posibilidades de hacerte parte de mi.

El día pasa y la noche atormenta mi desviación mostrándome la verdad atónita, que no podría más que significar la imposibilidad de junto a ti pasar la madrugada.

Es tan difícil conciliar el sueño pensando que no estamos en la misma sintonía y que no existe razón alguna para estarlo. Ya he vivido esta sensación, ya la has expresado.

Recuerdo la textura de tu piel de otro día, pero es tan familiar a la obscuridad del momento en el que no te encontré. ¿Se vuelve fácil el recordar o es lo sencillo de tu hermosura lo que hace más difícil tenerte en un vacío de la eternidad?

Eres muy difícil de conciliar al momento de la somnolencia, es como si antes ya te hubiera encontrado en otra vida. La analepsis de tu cariño es tan inocua que encuentro distante el momento en el que en esta vida te conocí, tan dulce y virgen instante.

Recordaste mi rostro, no pudiste olvidar la calidez al abrazarme tan hogareñamente que en cada microsegundo no me soltabas, era una repulsión a lo que seguiría sin que nuestras partículas dejarán de tocarse, lo que más evitabas.

Necesito sintetizarte de nuevo en mi, granulificarte e inhalarte para no olvidar ya jamás tu textura ni tu densidad que se extiende entre mi cuerpo a nada segundo que pasa.

Eres ese abuso a la memoria que causa que la necesidad de ti, borre cualquier recuerdo para volverte a conocer por primera vez.

Ángel

La luz que me irradias ilumina mi visión, eres tú a quien he esperado tanto tiempo.

¿Dónde estabas, ángel? Tú no bajaste del cielo para encontrarme. Vagaste en el mundo escondiéndote de mi, en ansias de que yo te buscara.

Por fin te encontré.

No te aterrorizaste de mi, criatura divina. ¿Acaso soy diferente a los demás humanos? No has huido a mi presencia, la buscas de igual manera. Ya no te escondes, ya no me ignoras. Haces que el tiempo que estuve sin ti ahora solo sean simples granos de arena del tiempo. Busco todo en ti, al fin me siento vivo. Esa vitalidad que siento al verte, al tocarte, al oírte es única, sólo podría desmembrar mi mente y regresar al momento previo de conocerte. Segundos antes de una premonición de tu existir comprobado.

Dejaste de ser un deseo nocturno, ahora eres un sueño consciente. ¿por qué me encantas tanto, serafín?

¿Acaso habrán sido tus ojos obscuros que me hipnotizaron a olvidar que existen más personas y sólo pensar en ti, ángel? No sé qué fue.

Me hechizaste y ahora solo espero con ansias a que vuelvas a aparecer y nos desconectemos del mundo.

Por primera vez, tú.

El recuerdo de tu penumbrosa mirada me acecha al tratar de olvidar esa sonrisa tan memorizable, tan carente de enojo, tan llena de alegría. Tus ojos me obsesionan a la par que tu cabello de oro me derrite. Por más minúsculo que haya sido el momento o por menos importante la situación, busco una referencia taciturna a tu falta actual. Sólo te encuentro en la noche bajo mis sábanas y entre mi almohada, te has vuelto un sueño tenebroso con calidad de nula perversión. Eres la búsqueda pura del sueño adolescente.

Impactado quedé al transcurso del tiempo, no fue necesario más de un roce para saber que algo no era casualidad. La sonrisa intacta a cada segundo y ese comentario de aliento al momento de necesidad. Pareciera que clavar tu ver en el mío hacía que fuéramos los dos únicos seres en existencia en el momento y a la par, estar en una extinción con un tiempo límite.

Eres el peligro, eres ese constante desafío a las leyes del universo, te busco, te pienso, te imagino; busco ese reto para saltarlo y des-obstaculizar las ganas que tengo de ser yo en ti. Eres el veneno de mis noches al alimentarme en mi imaginación de diferentes alternativas a la realidad.

¿Dónde estás cada que te busco en la obscuridad? En el mismo lugar en el que estarás a mi despertar errático. Aparece, mujer de luz. No me dejes en la penumbra de una mente con recuerdos de neblina. Sé mi nueva luz en el camino de la esperanza desmedida que inicia con tu llegada y tu partida inmediata. No seas la esporádica luz que se oculta al atardecer, quédate para poderte enmudecer con las coplas que te diré al oído sin temor a que -cómo Ícaro- me inmole con tu calor. Aunque mientras más cerca me encuentre de ti, estrella mía, más rápido mis alas se irán y mas profundo caeré.