A veces hay días en los que quisiera desaparecer y ver cómo reaccionan las personas que dicen ser mis amigas ante eso.
Tan sólo basta un comentario, una acción o inclusive una mirada para saber que estoy siendo ignorado. Pero lo peor es cuando me lo hacen de tantas formas que siento que no tengo importancia alguna en sus vidas si no estuviera. Es como ser invisible en su presencia. No importa mi opinión, no importa lo que diga, no hago un cambio.
Mi garganta no emite sonidos a oídos sordos negados de un cambio.
Poca gente me ha demostrado un interés por mi, pero de igual forma siento que es porque hay algo en mí que ellos pueden aprovechar, mi capacidad de tocar, mi capacidad de grabar o simplemente ser alguien que escucha atentamente cuando más bien no quiere decir nada. Hace mucho que no tengo una amistad desinteresada por el simple hecho de pasar el rato con alguien, sin necesidad de hablar de amores, sin necesidad de hablar de la escuela, del trabajo, de la vida. Hacer un paseo y sólo discutir sobre alguna serie tonta de televisión, mientras se come helado o se fuma un cigarro.
Seguramente todo está sumándose con el hecho de que me han defraudado tantas veces (amigos, enemigos, novias, ex’es y familia) que no tengo fe alguna en si quiera intentarlo. Y aún más seguro el hecho de sentirme tan sólo en un mundo donde nadie da una mano a alguien que a gritos exige ayuda.
Quizás sólo he tenido malos días, pero hace mucho que no escribo música nueva. Tiene mucho tiempo en mi mente una sensación donde me bloqueo completamente con la premisa de que no podré hacer algo relevante para nadie, inclusive para mi. Me da miedo agarrar mi guitarra y darme cuenta que soy un mal músico, un mal compositor (cosa que estos últimos días he tratado de alejar de mi cabeza). ¿Cómo competir en un mundo donde hay gente que nace siendo magnífica y yo no siento tener ni una pizca de eso?
Quiero huir, muy muy lejos. Quiero gritar y que mi voz se combine con el paisaje. Quiero correr y perderme, que nadie me diga que es peligroso, que no voy a poder. Quiero perder mis propios complejos de que no puedo, de que no debo, sólo corrompen mi mente, pero necesito algo más grande que yo para poderlo destruir.
Debería irme y que no me importara ni una pizca si a alguien le interesa que ya no estoy.
Y lo aún más triste, nadie mas que yo leerá esto.