Infierno

He vendido mi alma demasiadas veces, ya he visto las tantas caras del diablo, he ligado con la muerte en vida. Un par de días con el infierno en carne no me demolerán, unos momentos más donde esta realidad imperfecta me destruya la razón. 
Temo perder su razón de amor, perder lo que nos hace ser “nos”, la confianza de pasar una noche lejos sin pensar en que sus labios podrían compartir dueño, que su piel podría ser rozada por otras manos. Que se vaya y que nuevamente tenga que rezagarme a ser un ser en pena con un hueco en el pecho, ser un individuo que ha perdido toda la fe. 

El miedo me lleva a tener acciones estupidas, pensamientos impuros y mentalidades desgastantes; el temor de regresar al infierno y ver la representación de mis odios y temores en un ser que yo mismo he creado a través del tiempo y mis errores. 

La obscuridad me asecha a cada segundo que dudo de mi propio amor, dudar si acaso  vale la pena el dolor subconsciente de su falta, esa inconformidad física de la incertidumbre respecto al futuro y tanto que muchos años negué sentir cariño y amor por prevenir ser lastimado de nuevo. 

El amor vale la pena el infierno. Vale la pena negar ciertos dolores y molestias para poder llegar a estar con quien sientes compartir. Poder llegar a ese abismo de fuego y dar por desapercibido ese ser creado a base de temores y falta de confianza a sentimientos que a veces están rotos. 

Aunque a veces el amor no es suficiente. No es suficiente amar para poder estar con alguien, hay cosas que deben ser sacrificadas y otras que deben de ser superadas para poder compartir el tiempo que es destinado, sean meses o muchos años o pocos días. 

Quisiera creer que esta vez el amor es suficiente para superar mi infierno mental y escapar de todo lo que me persigue desde cierto tiempo atrás.